Era un día normal, en mi rutinaria vida como Gennin. Desperté a una hora relativamente temprana, 5 a.m. El día era esplendoroso, no había ni una sola nube en el cielo y el sol radiaba un calor agradable. Me levanté rápidamente de mi cama, y cogí mis ropajes Ninja. Cuando ya me hallé vestido, me dirigí a la cocina, bueno, si a eso se le podría llamar “cocina”. Tomé dos bolas de arroz que mi hermana había comprado en el mercado, las guardé en un pañuelo y las coloqué dentro de una pequeña mochila. Tras esto salí de casa rumbo al bosque.
-
Cuando llegué al bosque, busqué un llano situado justo a ras de un acantilado, en el cual era difícil ser molestado por la poca visibilidad que tenía aquella zona respecto al bosque. Dejé mi mochila a un lado, y me situé en el centro del llano.
Comencé recorriendo a un trote suave el perímetro de aquél llano. Tras hacer ese precalentamiento de 15 minutos, mis músculos comenzaron a despertar. Me acerqué otra vez al centro, allí de repente apareció un conocido, aquél Anbu desconocido que me salvó cuando era un niño.
Anbu; Buenos días.. Sheyvan.
Sheyvan: Buenos días, Sensei.
Anbu: Comenzaremos el entrenamiento de hoy. En esta etapa de tu adiestramiento aprenderás a usar distintos Jutsus respectivos a tu elemento, el Fuego.
Sheyvan: *Asentir lentamente*: De acuerdo, Sensei.
Anbu: Observa detenidamente, joven.
Acto seguido, el Anbu juntó sus manos y realizó una serie de sellos a una velocidad sublime, comenzó a inhalar aire y pronunció: ¡Katon, Goukakyuu no Jutsu!, entonces llevó su mano a la boca, formando una especie de círculo con estas y expulsó una gran bola de fuego.
Anbu: Tu turno, Sheyvan.
Sheyvan: *Asentir*
Sheyvan, que era muy hábil en la realización de sellos, imitó los movimientos de su Sensei formidablemente, comenzó a inhalar aire y gritó: ¡Katon, goukakyuu no Jutsu!, pero como era de esperar, no sucedió nada.
Anbu: No te frustres, recuerda que haz de concentrar tu chakra en tus pulmones, para poder producir fuego en tu interior.
Sheyvan: Desconocía eso, Sensei. Lo volveré a intentar.
Sheyvan repitió la misma serie de movimientos, pero esta vez, tal como dijo su Sensei concentró chakra en sus pulmones, inhaló mucho aire, pensó: ¡Katon, Goukakyuu no Jutsu!, creó gracias a su chakra fuego en su interior, y llevando sus manos a su boca, expulsó una bola de fuego de un tamaño mediano, pero la cual no alcanzó mucha distancia antes de desvanecerse.
Anbu: Bien hecho, joven Ank’hu, pero aún haz de perfeccionar esa técnica. Mañana seguiremos el entrenamiento de estas técnica.
Sheyvan: De acuerdo, Sensei, quedaré mientras tanto aquí un rato más para adecuarme a estos movimientos.
Anbu: Así se habla, Sheyvan. *Desaparece de repente en un torbellino de aire*
Sheyvan, realizó la misma operación varias veces, alcanzando cada vez un poco más de distancia. Hasta que llegó la hora del comienzo de clases, con lo cual Shey terminó de entrenar, y volvió a la aldea.
-
Al día siguiente, volvió al llano del bosque, allí le estaba esperando su Sensei.
Anbu: Hola Shey, ¿qué tal la técnica?
Sheyvan: Sensei, mi esfuerzo ha dado sus frutos, logro enviar la bola de fuego con consistencia hasta una distancia de 15 metros.
Anbu: No esperaba menos de ti. Ahora probemos a aumentar su tamaño y su calor, ¿ves aquél arbol justo encima del acantilado?
Sheyvan: Sí, Sensei.
Anbu: Bien, haz de derribarlo con la bola de fuego.
Sheyvan saltó rapidamente y se puso en una linea recta imaginaria al árbol. Realizó la serie de sellos acorde a la técnica, concentró su chakra en los pulmones, comenzó a inhalar aire, y pronunció unas palabras: Katon, goukakyuu no Jutsu.. Gracias a su chakra acumulado en los pulmones creó fuego dentro de él, y comenzó a soplar expulsando una gran bola de fuego, con un tamaño considerable que impactó contra el árbol, dejándolo totalmente calcinado. Lo había conseguido.
Tras esto, Sheyvan, había sobrepasado sus límites de chakra, ya que no había descansado lo suficiente la noche anterior y no se encontraba al máximo de sus posibilidades.
Anbu: *Corro velozmente al lado de Sheyvan*
*Le agarro justo antes de desvanecerse*
Anbu: Lo has conseguido, Shey, ahora descansa, tomate el día de mañana libre, haz de recuperar tus reservas de chakra. Tu entrenamiento en las artes de un Ninja no acaban más que empezar.
El Anbu, ayudó a Sheyvan a regresar a casa, le dejó a buen recaudo con su hermana, y tras esto se marchó.